miércoles

haber conocido los tribunales de la capital federal ha sido algo que me ha puesto tan contenta que me sorprende. quizas no me había puesto a pensar antes en la posibilidad, no sé, capaz porque todavía hay recovecos de los tribunales tucumanos que me fascinan y me estaba enfocando en eso nada más. la gente suele tener una idea muy literaria sobre los recintos de la ley. imaginan que esos lugares, vastos, fríos, sólo son sitios donde uno va a perder algo. capaz que sí, es probable. yo les tenía mucho miedo. incluso ahora también. pero uno pierde cosas en todos lados, finalmente; por lo que, a modo de encontrar un motivo de supervivencia confortable - si cabe la posibilidad de relacionar la idea de sobrevivir con la idea del confort, es medio raro- empecé a recorrer los pasillos observando resquicios fascinantes donde no hay nada que perder, y eso, tengo que decirlo, es una sensación muy placentera. la nota superficial y anecdotica de los tribunales porteños es que los bares no tienen nombres de elementos procesales como sí los tienen los de tucumán, no se llaman ni primera instancia, ni cosa juzgada, ni nada por el estilo. ese detalle ya me pareció copado. hace unas semanas, el secretario de la 1° de familia y sucesiones se murió sentado en una silla de primera instancia, a la media hora de su muerte, los compañeros de trabajo seguían atendiendo el mostrador. quizas por este tipo de situaciones, es que la gente de afuera siente que todo lo judicial está teñido de una crueldad particular, pero qué se hubiera hecho si no, ¿cerrar el juzgado?. por momentos, tipo una del mediodía de un dia viernes, cuando estoy en un mostrador esperando que me entreguen una cedula, miro alrededor y pienso que ya ese palacio, oscuro en ciertos sectores, hiper iluminado y ventoso en otros, es un territorio familiar. cuando estudiaba no tenía la menor idea de qué era lo que iba a hacer después. con el pijama con el que me levantaba de la cama, me sentaba en la cocina y abría unos libros enormes y los pintaba con resaltadores, tratando de entender un cosmos un tanto delirante. denominar actor a una persona que es parte de un juicio, ahora me parece poco honesto, cuando era estudiante ni siquiera me detenía a analizarlo. para aprobar derecho laboral, nos obligaban a estudiarnos de memoria articulo por articulo de la ley de contratos de trabajo, algo así como 200, de memoria; pensé que jamás tendría el valor de hacerlo, lo hice y 3 años después cuando tuve que entrar a la secretaría de trabajo por primera vez, volví a abrir la ley y a buscar un par de articulos, que por supuesto, ya no me acordaba. pero claro, la memoria no es sólo el recuerdo de algo. a los 17 años me habia unido a un grupo de jóvenes escritoras de la SADE -sociedad argentina de escritores-, el presidente en aquel momento, un poeta idealista de los 70 me dijo que le daba mucha pena que una niña poeta entre a estudiar derecho, que me iba a volver dura e inhumana y que quizás no vuelva a escribir poesía. sinceramente no me acuerdo el día que decidí estudiar abogacía, no creo que haya sido un día en particular, puede que sea todo culpa de la derrota cultural o por edipo o porque algo había que hacer y yo quería estudiar periodismo o cine y nada de eso había en tucumán en aquel momento. tampoco se me cruzaba por la cabeza irme a vivir a otro lado, quizás por derrota cultural también o puede que porque simplemente no haya querido irme. lo que sí sé es que nunca creí en la vocaciones de antemano. voy a estudiar ciencias encomicas porque es mi vocacion, decían algunas compañeras. qué loco, pensaba, cómo lo sabe. esa cosa mistica del "llamado", no la entiendo, jamás me pasó. pienso que las vocaciones se van construyendo e incluso van mutando. no entré a la facultad de derecho por vocacion, por supuesto, pero tampoco por el dicho: serás lo que tengas que ser o serás abogado. eso es mentira. el año que ingresé eramos algo así como 2000 personas, al año siguiente eramos 1000, llegamos al final 40 personas, como mucho. en 2° año, mi profesor de constitucional me dijo que jamás iba a poder ser una buena abogada si abrochaba mal las hojas del parcial. recién en 4° año encontré una profesora que me enseñara qué era eso que todos llaman ser abogado. gracias a la doctora grunauer le encontré un sentido jurídico a las reacciones que los demás llaman ser un cuervo. si un avión despista y explota en el campo de golf del frente del aeropuerto. si un omnibus se queda sin frenos cayendo al precipicio trasladando peregrinos de una promesa a la virgen el valle. si se hunde un barco. si chocás dos cuadras después de haber levantado a alguien en tu auto de onda para darle un aventón. llegaba al aula magna muy apurada, se sentaba y nos contaba un caso horrible y siniestro, después nos preguntaba: ¿a quién se le entabla la demanda primero?. si una persona ajena a la clase hubiera escuchado esa pregunta, diría qué crueldad, tratar así, temas tan dolorosos. ¿qué es lo primero que se hace en el caso que llegués vos a buen puerto pero no tu valija? ¿quién es el principal sospechoso cuando se encuentra a un niño muerto dentro de un tanque de agua?. no sé, hay gente de mierda en cualquier lugar. pero sé que por algo, cuando voy cruzando la plaza y me voy sacando los auriculares para entrar, siempre hay una misión. defender es algo que tiene que ver con el instinto y con el amor. a pesar que puedan reirse de esto. la paga viene despues, es verdad, y qué suerte que existe, pero el acto de la defensa, no propia, si no de otros, es una sensación muy extraña y placentera. no es sólo una estrategia legal - qúe lo es, obviamente- ni una argucia ni una necesidad de competencia para la victoria final. es una de las pocas cosas que le dan sentido a esos lugares, a ciertas hostilidades del paisaje. mucho más si sabemos que tenemos la razón, que libramos a alguien, que no entiende bien qué es lo que le pasa, de una agresión infundada. hay un momento en la defensa donde uno demuestra lo que verdaderamente es. si alguna vez - si es que alguien lee esto y llega a este punto- tienen un tiempo, caminen por los tribunales, si es un tribunal penal, mas manifiesto aún. caminen por ahí. observen.