martes

Principios de año

entré a la chacra a recuperar los veintemil dolares que me debían
rompí las bisagras de una antigua caja fuerte empotrada sobre una pared
a la que confiaban la guardia a pesar de su vulnerabilidad

después caminé con la mochila pesada por el centro
el vapor de la calle y el vino de la noche anterior
me carcomían la boca del estomago

tuve inmensas ganas de desplomarme sobre el capot de un taxi
pero la chapa largaba una temperatura que me hubiera dejado una cicatriz en la mejilla
entonces vi que me rodeaban los bancos
y consulté la hora en un reloj enorme y brillante que ahora llevo puesto
tuve ganas de llorar
el teléfono no sonaba y yo estaba esperando que eso pase

la gente copaba las veredas y compraba todo lo que encontraba a su paso
quise ser un ente invisible y bailar entre los minúsculos espacios vacíos
avisarle a mi mamá que todo estaba bien
generar un viento que calme el calor del asfalto
y borre las huellas que dejé en mis trabajos pasados
pero de ninguna manera voy a entregarme
ni a desbaratar, una a una, las cosas que llevo conmigo


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